Tuerto de noche, sin espuma. Para colmo, infalible.
Los días se me estan cayendo, largos, en la nariz: Mal síntoma.
Necesito el corcho de la verdad aburrida.
Ya no sé las estrellas, me acuerdo de mañana sin esa mueca,
sin trenes, con panza y algunos grandes goles, con ojos
de una exclusiva felicidad. Esa que es ingrata y bocona.
Pero mi amor es otra cosa, es vapor de lagrimas de risa,
mis hambres no son geneticos: Son míos los huecos del cielo,
las encías del elefante, el desliz de mi cabeza de pan,
los buhos cuando miran fijo y babean felices,
la luz, la avenida Corrientes.
En cambio todo lo que no es mío, es esa cara.
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