Sos el cielo en la estrella,
te vas con la paz temblorosa de una burbuja.
Venís con las ganas de un buque.
Te vas como un pescado. Venis a culpar.
Decís que el ladrillo es tu lápida,
que el arbol se calla todo,
que callás si salís del barrio de siempre olvidar.
Decís que callas.
Se te mueren los siempres y el auto
cuando a los chicos les nace el sol.
Cuando yo invito a que vos y tu lagrima sean míos.
Se te caen los dientes, de agitar verguenza.
Se te vé borroso y sonriente.
Te convertiste en mi chiste favorito.
En mi aguardiente de siempre a la noche.
De alguna esteril manera, en mi amor ausente, presente y cortito.
Sos la lengua que quieren ser las biromes.
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