Voy de mi perra amiga a la luna, y volves.
Vas desterrando todos los ruidos de mi ombligo,
vas mordiendome las ojeras a verde nacer,
y un pulsador moja mis sentidos de una buena sensación.
Dios es tu cara, tus ojeras y mi paz.
Y sin embargo, me escuchas hablar de mí,
y todos los demás no pueden ser.
Es todo lo demás pero no es nada.
Dios no ve tus uñas con mis ojos,
no hace desastres en tu garganta,
no dibuja mis muelas en tu oreja,
no me convierte en el beso que ya sos.
Se te va a despertar la calle de tus piernas,
y los libros guapos de la verguenza vas a incendiar.
Viendo que tu sombra es mi primera ilegalidad,
voy a soplarte que me siento cómodo en la orilla de vos.
En tierra sería naufragio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario