lunes, 19 de julio de 2010

LA CONCHA DE TU MADRE

Siempre tenes ganas de decirme algo que nunca me decis.
Ni siquiera me lo haces saber. Yo lo sé porque soy un hombre inteligente, libre, un poco puto, un poco malo, no sé... Me mirás como si fuera un monitor en el que se deslizan imagenes absurdas y veloces en blanco y negro. Y si, soy ese monitor.
Me miras con cara de "jajajaj!". Y si, jajajaj.
Me pasas por al lado esperando que haga algo, que se yo... hablar del frío de cagarse que hace, una palmada pelotuda en el hombro (ni muy suave ni muy fuerte porque vas a pensar que soy puto o que soy agresivo (Y!?)), que te pregunte "Como va??" cinco veces por día...
Haces comentarios no muy jugados acerca de mi estetica, por ejemplo: "Y?? la vinchita???" o "A ver esa pulserita alucinante" o "Ay, mirá como tenés las uñas!".
Nunca se qué responder a estas interpelaciones. Se me ocurre que mi silencio es lo más justo para todos. Dame un beso, y sino andate a la concha de tu madre. Yo me encargo de que no nos crucemos nunca más.

1 comentario:

  1. Exelente.
    Me gusta tanto el texto como lo bien que te queda esa pulserita ! jajaj

    Genial señor

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